Víctor
Sarmiento, el Franco Tirador, nos contaba preocupado que el día de ayer estuvo
por todo Carabayllo incluido las Lomas de Carabayllo y no encontró
afiche o mural alguno publicitando la
candidatura de Veronika Mendoza, solo habían de de Acuña, PPK, Guzmán y Keiko.
La
pregunta: ¿dónde miércoles están los candidatos al Congreso de Carabayllo
(Armida Huertas, Diego Motta y Samuel Yañez)? ¿Dónde miércoles están los del
llamado Comando de Campaña de Veronika (Calla, Bullon, etc.)? Todos
desaparecidos, como si la tierra se los hubiera tragado.
Los
candidatos necesitan de publicidad
masiva anticipada para posicionar su candidatura que les permita más posibilidades de
conseguir votos.
Quien quién decide realmente una elección no son
los personajes por mas ilustres que estos sean, no son los estudiantes
universitarios, no son los genios de éste país ni los prósperos empresarios.
Quien
decide una elección es el pueblo y al pueblo es el que hay que convencer y para
convencer al pueblo hay que acercarse a
él. Hacer sentir que son parte de ellos.
Para
lograrlo tienen que recorrer la calle. Hablar con el vecino del barrio, en las
paraditas, en los bus, en los mega mercados, etc. etc. Los votantes deben ser escuchados y tomados con tal
seriedad y responsabilidad.
Antes de
mensajes vacíos deben estar en la agenda temas como la inseguridad
ciudadana, el sicariato, los robos y asaltos de los ‘marcas, el narcotráfico a
pequeña y gran escala, las violaciones. También la corrupción, los cobros abusivos e ilegales de
las municipalidades.
Para
ganar una elección no basta con tener deseos de ganarla: es necesario
planificar los combates de tal modo que permitan ir avanzando, hasta lograr el
objetivo. Y para planificar en forma correcta estos combates es necesario
conocer muy bien el terreno en el cual se va a dar la batalla; el contrincante
y su fuerza (sus puntos fuerte y sus puntos débiles); nuestras fuerzas
(nuestros puntos fuertes y nuestros
puntos débiles).
El
balance que hacemos entre las fuerzas opositoras y las nuestras es la que
llamamos correlación de fuerzas. La correlación de fuerzas puede sernos
favorable, es decir que contamos con mayores y/o mejores fuerzas que el
enemigo, o puede sernos desfavorable, es decir, que el enemigo nos supera en
cantidad y/o calidad de fuerzas.
No
olvidar que el punto de partida de toda planificación estratégica es un
correcto análisis del escenario en el
cual se va a dar el combate y de la correlación de fuerzas entre nosotros y el enemigo, con el objetivo
de derrotarlo. Este análisis debe permitir cambiar en el curso de la campaña la
correlación de fuerzas desfavorables en ese momento hacia una correlación de
fuerzas que asegure el triunfo
definitivo. No siempre gana el más fuerte, sino aquel que aprovecha
inteligentemente las debilidades del enemigo.
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