Los pobres de la derecha saben que jamás serán dueños de grandes bancos
ni propietarios de fábricas o empresas multinacionales. A menudo tienen una
profesión con la que sueñan con una vida decente, hasta que la verdad se
revela: si no pueden ser los dueños, podrían ser sus auxiliares. Y así,
parecerse a los dueños, hablar como los dueños, vestirse como los dueños, vivir
en un depa como los dueños, pensar como los dueños. Casi, casi, casi ser como
los dueños.
Para sentirse más lejos de los
trabajadores, inventan la clase media. Niegan que solo sean asalariados y que
la burbuja suele reventarse en cualquier momento, devolviéndolos a la pobreza. En el fondo, los pobres de derecha se preparan
para servir mejor.
Toda su especialidad descansa en
ejercer con eficacia la servidumbre, para lo cual no tienen escrúpulos. Cuando
estallan casos de corrupción, crímenes y
lo que sea, solo los pobres de derecha van a la cárcel.
Todos los políticos son pobres de derecha, sin duda. Igual que
todos los policías. Y naturalmente, todos los periodistas. Podríamos
añadir a todas las profesiones, también, en un país donde casi toda la
población es pobre.
Aunque los pobres de derecha y los
izquierdistas comparten el mismo fanatismo religioso que les fue impuesto hace cinco siglos y del que
no quieren sacudirse, son los pobres de derecha los únicos que son ciegos y
tozudos frente a la realidad.
Por más que se les explique que todos
los gobiernos peruanos fueron de derecha, que la derecha destruyó el país,
que lo vendió a pedacitos, que la
derecha se robó todo el tesoro público, que la derecha invadió el Estado
con todas sus familias y que de fracaso
en fracaso la derecha ha vuelto al Perú un país inviable, un Estado neoliberal fallido que ha lumpenizado
a la sociedad, igual los pobres de
derecha no entienden.
Sus respuestas es “Seremos como Bolivia”, dicen. Y cuando se les explica que en
Bolivia se aplicó el nacionalismo burgués y capitalismo depredador, entonces
dicen “Seremos como Venezuela”, donde el bolivariano burgués, el capitalismo
burocrático y extractivista no tiene nada de socialista, tampoco entienden.
Se aferran al dogma de las frases hechas y de los lugares comunes.
En el fondo, los pobres de derecha son
unos pobres diablos. Si no fueran tan dañinos, nos daría pena verlos tan
acojudados.
Porque no hay nada tan cobarde en
el mundo como un pobre
de derecha. La mayoría de pobres de derecha proviene de la izquierda, y
también al revés. En este campo los
límites se desmoronan cada día.
Si los pobres de derecha no fueran tan dañinos, hasta podrían parecer personas.
POR: Ricardo Virhuez
No hay comentarios:
Publicar un comentario