DANIEL URRESTI
La fiscalía acusó en noviembre
al excongresista y hoy candidato a la presidencia, por la agrupación
política Podemos Perú Daniel Urresti; de la autoría mediata del crimen, en el asesinato
de Hugo Bustíos en 1988. La fiscalía
ha pedido 25 años de prisión por ser presunto autor mediato
del delito contra la vida, cuerpo y
salud en modalidad de asesinato, con agravante de
gran crueldad y represión, y
contra la vida, cuerpo y salud,
asesinato en grado de tentativa, en agravio de Hugo Bustíos Saavedra y Eduardo
Rojas Arce", indicó en la audiencia.
Según señaló el representante del Ministerio Público, Luis Pinto Saavedra;
en noviembre de 1988, Urresti Elera dijo
a La Vera Hernández, jefe militar de Huanta; que Hugo Bustíos era un
colaborador de la organización terrorista Sendero Luminoso.
"Con esto, el jefe policial militar dispuso, a través de Urresti, que
sus subalternos dieran muerte al periodista", manifestó para luego
detallar que el 24 de ese mes los dos periodistas fueron emboscados por un sargento identificado como 'Centurión' (Johnny Zapata
Acuña) y otros miembros no identificados" del comando policial militar.
Además de los 25 años de prisión contra Urresti, la fiscalía pide un
pago de reparación civil de 500 mil soles, 300 mil a favor de los herederos de Hugo Bustíos, y 200 mil
para los herederos de Eduardo
Rojas Arce.
HERNANDO DE SOTO
De Soto mantuvo
una provechosa colaboración entre
el gobierno aprista de Alan García y el Instituto Libertad y Democracia que
catapultaría al personaje en una carrera de un arribismo desalado (que
alcanzaría nuevas cumbres, luego, con la dictadura del ingeniero Fujimori).
En el año de 1,992, cuando se inició la dictadura del actual presidiario
Alberto Kenya Fujimori, el prestigioso Instituto Libertad y Democracia (ILD)
cuyo presidente era Hernando de Soto; prestó valiosísima colaboración al japonés.
El 05 de abril de 1,992, el
segundo entre los notables del Neoliberalismo en el Perú, se puso a
la orden y servicio de quien acababa de asaltar el
Congreso de la República. Apenas consumado el golpe de estado, el
asesor preferido del "chino" Vladimiro Montesinos,
estaba desesperado por el aislamiento internacional del régimen de facto y por
las crecientes muestras de rechazo por parte de la comunidad internacional. Es
en esas condiciones que, Hernando de Soto tigre neoliberal que se da maña para
pasarse la vida denostando contra la intervención de los Estados en la
economía, mientras que en simultáneo obtiene suculentos ingresos provenientes
de las cajas fiscales de esos mismos Estados (principalmente de los países pobres)
Ciertamente Hernando de Soto no fue el primero ni el único miembro de las clases
dominantes peruanas que se abalanzaron para
alinearse con el régimen japonés.
La burguesía peruana en pleno: banqueros, industriales y grandes comerciantes;
sus operadores: tecnócratas, economistas, políticos, broad casters y
periodistas se convirtieron en la soldadesca que apuntaló al protervo régimen que destruyó
todo principio moral en la sociedad peruana.
Hernando de Soto a la cabeza del Instituto Libertad y
Democracia, apadrino la dictadura ante
la OEA en la reunión de Las Bahamas.
Lo que estaba por llegar era el REMATE A PRECIO DE REGALO de los bienes
del Estado Peruano, de las empresas
públicas y sus activos, de los yacimientos petroleros y mineros, de los
servicios públicos y financieros. Y todo
eso significaba una perspectiva brillante para las grandes corporaciones,
la gran burguesía internacional, la Organización Mundial del Comercio (OMC), el
Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y naturalmente para los ideólogos y apologistas del denominado
consenso de Washington de que Hernando de Soto es sólo un mentor y propagandista.
Y así fue: "el gobierno de emergencia y reconstrucción" que se
basaba según De Soto en "la doctrina Fuchimori" impuso un saqueo
nunca antes visto de la cosa pública.
Cientos de miles de trabajadores se quedaron sin empleo. Desapareció
prácticamente la industria y el trabajo productivo. Los servicios de seguridad,
salud y educación que brindaba el Estado Peruano cayeron a unos niveles de
cobertura y calidad paupérrimos.
Los colosales robos, coimas y raterías vía privatizaciones y contratos de
infraestructura alcanzaron dimensiones alanísticas.
Hernando de Soto se apartó discreta y silenciosamente de la escena política
casera.
De Soto, "un hombre de dudosa lealtad y con más ambiciones que
principios."
No hay comentarios:
Publicar un comentario