Vivir a costa de otros es la regla
general de todo sistema de dominación donde impera la ley natural del más
fuerte. En el sistema capitalista de dominación, es el poder económico es el
que determina la ubicación de las personas, familias y pueblos en el
ordenamiento de la escala social. El dinero otorga la capacidad económica con
la que se puede resolver todas las necesidades y aspiraciones de las personas,
de las familias, de las comunidades de ciudadanos de todo ámbito, de los
países. Cuanto más dinero se acumule, mayor será la capacidad de poder de sus
posesionarios y, mayor su dominio.
Para
alcanzar este objetivo, se despliegan infinitas iniciativas desde las más
santas hasta las más villanas. Todos rechazamos las formas villanas de
enriquecerse pero la gama es infinita y muchas están legitimadas o, son
invisibles. Hay de todo calibre; desde el fraude más pequeño hasta las
criminosamente masivas. En el capitalismo, la acumulación es fundamentalmente
personal. Hay un ranking de los hombres más ricos del mundo. Pero también hay
un ranking de países más poderosos según la capacidad económica que puede
concentrar cada cual.
Esta capacidad proviene de las
relaciones de intercambio desigual y algunos llevan ventaja porque empezaron
tempranamente en el proceso capitalista. En una sociedad individualista, no hay
otra forma de acumular riqueza sino quitándosela a otros. Eso es lo que han
hecho y hacen los países dominantes, procurando tener bajo su dominio a una
clientela de países subordinados a costa de los cuales construyen su poder. El
país depredador se alimenta del país depredado de múltiples maneras, a las
buenas o a las malas y en ambos sentidos del intercambio.
La historia está llena de las vilezas
de los países dominantes. Abuso, sometimiento bélico, monopolios, imposiciones
onerosas, extorsión, atraco en alta mar, engaño, tratados comerciales, tratados
bélicos, alianzas, etc. Así se han encumbrado potencias mundiales cuya
preocuparon prioritaria ha sido siempre la acumulación de riquezas a toda
costa. De este modo por ejemplo, Gran Bretaña estuvo detrás de la guerra con
Chile como lo estuvo directamente en la “Guerra del opio” cuarenta años antes.
China prohibió la importación de esta
droga que era fuente de ingresos para los británicos y servía para equilibrar
su balanza de comercial con China a la que compraban té y otras mercancías en
cantidad. Gran Bretaña pretextó la guerra y el derrotado emperador chino fue
obligado a firmar el Tratado de Nanking, que autorizaba el ingreso libre de
mercadería inglesa incluyendo el opio, quedando cautiva Hong Kong durante 150
años.
En esa misma época (1846) EE UU le
hizo la guerra a México para arrebatarle mediante el Tratado de
Guadalupe-Hidalgo gran parte de su territorio desde California hasta Texas. Del
mismo modo abusivo, el 16 de febrero de 1903, Cuba fue obligada a ceder a EE UU
"por el tiempo necesario y para los propósitos de estación naval y
estación carbonera" el territorio de Guantánamo en recompensa por el apoyo
recibido en la guerra de independencia.
Entre los países depredadores, EE UU
llegó a tener el mayor número de naciones depredadas y las más rentables.
Utilizó para ello desde los “Tratados de Amistad y Comercio” hasta los
“Tratados de Libre Comercio- TLC” como mecanismo diplomático. En caso de
resistencia, se aplicaban represalias punitivas y de ser necesario la invasión
militar como la que viene ejecutando en la convulsionada región árabe. Esta es
la razón de tener tantas bases militares en todo el mundo para asegurar su
plataforma de sostenimiento.
Pero el mundo ha evolucionado y las
condiciones ya no son las mismas que en el pasado y cada vez es más difícil
someter a los pueblos con los métodos tradicionales. EE UU no pudo someter por
la fuerza al pequeño Vietnam y pese a su alta tecnología militar tampoco puede
con los países árabes. Ya no es invencible. Su impotencia es evidente. Por el
contrario, el intercambio comercial bajo las banderas de la competitividad de
precios ha resultado ser un arma poderosa para ganar poder sin derramamiento de
sangre.
Pero mientras EE UU se aferraba
tercamente a sus métodos tradicionales de sometimiento haciendo gala de gran
potencia militar, no se dio cuenta que estaba perdiendo la guerra comercial y
financiera, ahora ya en su propio territorio. Otro depredador había horadado su
economía. China no solamente había inundado sus tiendas con su mercadería sino
también era ya su principal acreedor. El depredador resulta ahora depredado con
su mismo estandarte de libre comercio.
Para remate, la crisis del
capitalismo estalló allí mismo como la madre de todas las bombas dejando ver un
enorme forado el 2009, del cual todavía no se recupera. En estas condiciones,
EE UU no solamente ha dejado de acumular, sino ahora también des acumula. Esto
lo tiene claro Trump y estalla brutalmente con promesas y amenazas grotescas.
Sus bravuconadas hacen el ridículo y solo pueden acelerar el desastre.
El déficit de intercambio de EE UU
con el resto del mundo se está volviendo crónico tras cuatro años en rojo. En
el 2016 las pérdidas llegaron a $502.200 millones, en datos corregidos de
variaciones estacionales, un incremento de 0,4% respecto a 2015. El déficit en
la balanza comercial con China en el 2016, ha sido de $347.000 millones de
dólares, a pesar de que incluso se redujo 5,4% respecto a 2015.
El déficit con la UE ha sido de
146.000 millones (Tan solo con Alemania ha sido de $64.900 millones) y el
déficit con Japón fue de 68.900 millones, en tanto que con México, el déficit
creció 4.2% y sumó 63.200 millones de dólares, la cifra más alta desde 2011, de
acuerdo con el informe del Departamento de Comercio. Por eso estalla Trump
diciendo que se “aprovechan de su nobleza”, amenaza diestra y siniestra, para
luego desmentirse. Ahora es EE UU el que reclama por relaciones de intercambio
injustas y clama proteccionismo.
Muchos capitales de inversión han
huido de EE UU a territorios más rentables incluyendo China, cuyo mercado es
más atractivo por su gigantesca masa de consumidores. El problema es que el
déficit significa descapitalización, menor inversión, cierre de fábricas,
desempleo, devaluación, etc. China procura hacer los intercambios con otros
países en yuanes y no en dólares. Entonces la menor demanda de moneda
extranjera fortalece la moneda nacional china.
Los bancos chinos compraron en marzo
145.000 millones de dólares en divisas extranjeras y vendieron por valor de
156.600 millones, lo que arrojó un saldo neto de 11.600 millones en ventas, de
acuerdo con la Administración Estatal de Divisas (AED). Esto es lo que mueve y
acumula China en un solo mes en el mercado de divisas. Las reservas de divisas
también se elevaron en marzo, por segundo mes, a 3,0091 billones de dólares, el
primer incremento en dos meses consecutivos desde abril de 2016.
Compárese esto con lo que mueve
nuestro BCR teniendo superávit comercial. Nuestra reservas están en el orden de
los US$ 62, 000 millones y sacamos pecho porque tenemos holgura. O también, con
el reporte del INEI del año 2016 en el hemos vendido US$ 36 040,0 millones, y
hemos importado por valor de US$ 34 312,3 millones. El saldo comercial anual en
valores reales y nominales fue superavitario en US$ 5 711,0 millones y US$ 1
727,7 millones, respectivamente”.
China es ya el tercer país que más
inversión extranjera directa atrajo en 2016, tras Estados Unidos y Reino Unido,
según los datos publicados por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre
Comercio y Desarrollo. No obstante, al estilo de las potencias occidentales que
tienen como estrategia programas de cooperación internacional como anzuelo,
China ha lanzado un ambicioso programa internacional emulando la época de Marco
Polo y la ruta de la seda que atravesando Asia y Europa generó esplendor de las
economías de la ruta.
Este programa, denominado “Franja y
Ruta para la cooperación internacional” ha despertado enorme expectativa
mundial porque se propone construir una red de comercio e infraestructura de
transporte de carga que conecte Asia con Europa y África brindando apoyo
financiero y logístico para infraestructura y conectividad. El desarrollo de
obras viales y de comunicaciones tecnológicas da la posibilidad de una
reactivación económica que es la aspiración de todos los países involucrados.
Hasta los países sudamericanos quieren colarse.
Para ampliar el conocimiento de este
proyecto se ha convocado a Jefes de Estado y altos dignatarios del mundo a un
foro internacional este 14 de mayo al que asistirán representantes de países
sudamericanos exportadores de productos agropecuarios, minerales y diversos
productos que ya están incursionando en el mercado chino. Para el Perú, China
es el principal socio comercial que tiene y el mayor inversionista extranjero
en nuestro país. Por lo tanto, todo lo que tiene que ver con facilitar el
transporte de carga, el comercio, la logística con esta parte del mundo, es
clave.
Bueno pero no era mi intención abonar
en favor de China pues sería simplemente cambiar de depredador y esa no es
nuestra aspiración sino liberarnos de todo sistema que sometimiento depredador.
La ilusión de la nota es promover la reflexión y el intercambio de opiniones
sobre los siguientes puntos:
Las tendencias de los flujos
económicos como señales de un posible cambio en el ordenamiento mundial y sus
implicancias en nuestra condición social. Los peligros del cambio.
Nuestra precariedad y la carencia de
un Plan Nacional de Liberación Económica.
La importancia de la acumulación de
capacidad económica como estrategia de liberación. Sin acumulación no habrá
desarrollo.
Nuestra alternativa de economía
socializada no individualista para una acumulación comunitaria de los
excedentes.
No sé si habrá eco pero aun sabiendo
que el chisme político del momento es más seductor, me aventuro a arar sobre el
mar.
FUENTE: Milcíades Ruiz
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