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viernes, 25 de noviembre de 2016

¿POR QUÉ SE EQUIVOCÓ LA MAYOR PARTE DE LOS PRONÓSTICOS ACERCA DEL TRIUNFO DE DONALD TRUMP?




¿POR QUÉ SE EQUIVOCÓ  LA MAYOR PARTE DE LOS PRONÓSTICOS ACERCA DEL TRIUNFO DE DONALD TRUMP?

En las recientes elecciones estadounidenses (martes 08-noviembre-2016), resultó electo como el mandatario N° 45 de la Unión (para un período de cuatro años, a partir del 20 de  enero del 2017),  el candidato republicano Donald Trump (pertenece a la iglesia puritana-presbiteriana), a quien una orquestada propaganda de amplio espectro daba por perdedor, frente a la candidata demócrata Hillary Clinton (pertenece a la iglesia puritana-metodista), favorita del “stablishment” (290 vs 228 electores, respectivamente). El resultado tuvo el efecto de una bomba; causando perplejidad, asombro, e indisimulado desconcierto en amplias capas de la población estadounidense, así como en diversas naciones, de la que no se exonPera nuestra patria.  Sin solución de continuidad, surgieron “opinólogos” de todo pelaje, que ensayan y seguirán ensayando explicaciones, justificaciones, y especulaciones diversas, referidas a este hecho que viene cobrando la categoría de momento histórico, que puede dar origen a una serie de reajustes en el escenario internacional; como ya se viene notando  en las nerviosas reacciones de los dirigentes de la alianza militar “Organización del Tratado del Atlántico Norte” (OTAN), y del  Japón.

Lo cierto es que difícilmente encontrarán una explicación racional, porque las premisas sobre las cuales edifican sus reflexiones, son falsas, por lo que sus resultados analíticos no guardan ni guardarán la debida concordancia con el mundo real (“¿Cuándo es verdadero nuestro entendimiento del mundo?  Cuando la interconexión de nuestras concepciones corresponde a las interconexiones de las cosas” -  “El criterio final de la verdad debe ser siempre su correspondencia con la realidad.  Una teoría es cierta cuando sus teoremas pueden describir o predecir acontecimientos del mundo real” – Dirk J. Struik).  Y eso se debe a que los gobernantes de EE.UU., desde hace un buen tiempo, vienen ofreciendo al mundo, una imagen virtual, que poco o nada tiene que ver con lo que realmente sucede en su país.  Mediante un inteligente sistema de “marketing”, diseñado por un destacamento de 5 millones de científicos sociales, proyectan una imagen que tiene tres ejes fundamentales:  (1)EE.UU. es una nación excepcional,  una nación elegida por Dios, que cumple un rol dictado por la Providencia, por lo que su intervención en los asuntos internacionales no puede ser discutida,  (2)Es una nación extraordinariamente rica, que está libre de crisis sistémicas y tanto su mercado interno, como su disposición de dinero son  de un vigor y abundancia inigualables, y (3)Su potencial militar es único e incontrastable, al punto tal que puede reducir a cenizas a cualquier oponente que ose atravesarse en su camino o siquiera  piense dificultar los planes que emanen de Washington (véase “think tank” “Fundación Rand”  de la Fuerza Aérea de EE.UU.).

Al optar entre el ser o el parecer, los diseñadores de la “marca” EE.UU., se inclinaron por el parecer, antes que por el ser.  Ni más ni menos,  que “La  “Civilización del Espectáculo” (MVLL).

Al mostrar esta imagen idílica, no se preocupan mucho de que guarde concordancia --que “converse”--  con la realidad maciza del mundo real y concreto, porque las cosas son como EE.UU. quiera que sean, y punto.    Sucede que esta  imagen virtual entra en colisión con la realidad, y a pesar de lo mucho que impresiona,  esa imagen  idílica tiene pies de barro.  Pese a ello, ofrece una determinada verosimilitud que es tan potente, que consigue seducir e hipnotizar a grandes conglomerados humanos, dentro y fuera de sus fronteras no importando mucho el nivel educativo que tengan…  Posee la magia de David Copperfield de “hacer desaparecer” la Torre Eiffel, ante los ojos absortos de los crédulos espectadores.  Su prestidigitación es tan notable, que son pocos los que alcanzan a  descubrir la farsa.  Duchos en el arte del engaño, superan al gran Houdini…  Su “lavado de cerebro” es eficaz y eficiente [su engañosa  imagen marketera es tan mendaz, como la estafa a escala planetaria de los “derivados financieros”]  Pero, como bien se conoce, “la mentira tiene las piernas cortas”, y a la postre, la verdad la alcanza siempre.  Cuando algunas personas aisladas o agrupadas, ponen en cuestión la trabajada imagen de los tres ejes, salen a contradecirlos expertos “relacionistas públicos”, que menosprecian cuanto dicen, a la vez que los acusan de envidiosos, cultores de ideas trasnochadas, comunistas encubiertos, etc.  [téngase en cuenta que junto a los dos candidatos principales mencionados,  también  participaron Gary Jonhson  (libertario) y Jill Stein (Partido Verde).  Independientemente de ellos, no se debe dejar en el olvido el aporte de los fuertes argumentos de Bernie Sanders (demócrata) que reivindicó la palabra Socialismo].

Pero, en esta oportunidad, hubo un norteamericano, que se encuadra en el elitista esquema del “White, anglo-saxon, protestant” (“Blanco-anglosajón-protestante”,WASP por sus siglas en inglés),  multimillonario por añadidura, sin sombra de que sea socialista o comunista, que ha tenido la osadía y la fuerza suficiente, como para denunciar el sainete montado por sus adversarios, que enarbolan un mundo de ficción, que ha sido aceptado ingenua y totalmente por muchísimas personas.  Ese hombre es Donald Trump, quien gracias a su fortuna personal, no requirió de financiación de los “bankgsters” de Wall Street  ni del Complejo Industrial-miliar, ni de los reyezuelos árabes petroleros; pudo decir a bocajarro lo que efectivamente existe en su país.  Este político,  que tiene el comportamiento de un palurdo, ha levantado el velo de lo que realmente sucede, y ha conseguido –ganando o perdiendo la elección, porque la fecha decisiva será recién el lunes 19-diciembre-2016, cuando vote el Colegio Electoral, compuesto por los 538 delegados elegidos (los “compromisarios”),  quienes darán la victoria a quien alcance o supere la cifra mágica de 270 votos favorables. Recién aquí los resultados serán oficiales—poner sobre el tapete de su patria, una visión descarnada de cuanto ocurre en su país; evidenciando que EE.UU. está dividido en dos, dado el nefasto neoliberalismo rampante que lo aflige, concentrando excesivamente los recursos en pocas manos (1% vs 99%, y la pérdida de los salarios frente a las utilidades empresariales, en la distribución del ingreso nacional – véase “la boca de cocodrilo”).

En este trabajo, nos proponemos  analizar  objetivamente,  cuatro  temas:

a)     El método de dominio mental y lavado cerebral que manejan los defensores del statu quo,

b)    Una aproximación a la real situación económico-social  y militar de  EE.UU.,

c)     Al basarse en una seductora  entelequia marquetera y fantasmagórica [fabricada por las sociedades secretas] los “analistas” (9 de cada 10) no podían menos que equivocarse de medio a medio,

d)    El peligro que corre la vida de Donald Trump


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