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martes, 30 de junio de 2020

EL NEGOCIO DE LA EDUCACIÓN TRUCHA ESTÁ EN JUEGO




Nueve de los 17 miembros de la Comisión de Educación del Congreso tienen algún vínculo con los intereses de las universidades sancionadas por la SUNEDU.

Los ataques contra la reforma    universitaria   desde   la   Comisión    de   Educación del Congreso  no son fortuitos y menos gratuitos. Detrás  del sabotaje se esconde  un operativo   para mantener  a las universidades sin licencia funcionando indefinidamente y para abrir nuevos  centros de educación superior privados  con fines de lucro.

La lista de intereses de nueve de los 17 miembros titulares que integran   este  grupo  de trabajo es reveladora:  cinco parlamentarios  de la Comisión de Educación estudiaron, se graduaron o enseñan  en universidades que perdieron la licencia de funcionamiento por no cumplir los requisitos mínimos  de calidad que demanda la "Ley Universitaria".

Un sexto legislador de este grupo  estudia  en  una  institución que continúa en proceso de licenciamiento. Y otros tres parlamentarios de  la Comisión  de Educación  tienen  estrechos vínculos con personajes  que están en campaña permanente contra la   Superintendencia   Nacional de Educación Superior Universitaria (SUNEDU), exigiendo la creación   de  nuevas   instituciones, a pesar de estar prohibido por ley. Ellos son mayoría en la Comisión de Educación.

La congresista  María  Gallardo  Becerra,  cuyos  ataques  a la SUNEDU   son   continuos,   pertenece, por ejemplo,  a la bancada de Podemos,  el partido  de José Luna Gálvez, también  dueño  de la Universidad  Privada TELESUP, que perdió la licencia para  funcionar en mayo del 2019. Gallardo estudió Derecho en la Universidad Particular de Chiclayo (UDCH),  cesada  en sus funciones el año pasado al no haber podido demostrar el cumplimiento de ninguna  de las "Condiciones Básicas de Calidad" que exige la Ley Universitaria.

En las  sesiones  virtuales   de la Comisión  de Educación,  Gallardo  pidió a la  SUNEDU la  "re evaluación" de la universidad donde ella estudió. También  solicitó que la Universidad Pedro Ruiz Gallo de Chiclayo, todavía en evaluación,  mantenga su licenciamiento. Gallardo realizó estudios de posgrado  en esta institución.

"Mi  gran  preocupación  son los miles de alumnos  que piden seguir  estudiando  para   lograr terminar sus carreras y que sus universidades se licencien a través de un proceso justo e igualitario", manifestó Gallardo el pasado  viernes 19.  "No al abuso contra la UDCH (Universidad Particular de Chiclayo)", pretendió fustigar.

Otro   con  intereses   conflictuados    es   el   congresista   de Unión  por  el  Perú  (UPP)  Rubén   Ramos   Zapana.   Según  la base de datos del observatorio INFOGOB, Ramos es docente de Química Médica de la Universidad Andina Néstor Cáceres Velásquez,  de Juliaca. La SUNEDU denegó  el licenciamiento de funcionamiento  a esta  casa  de estudios  en marzo  de este año, pocos días antes del inicio de la cuarentena.

El  último   miércoles  Ramos Zapana  y su colega de bancada Javier Mendoza presentaron un proyecto de ley que propone declarar en  "emergencia" y reorganizar  el sistema  educativo  en nuestro  país.  El documento  de Ramos y Mendoza  exige la "derogatoria  o modificatoria" de la Ley Universitaria y plantea  la creación  de una  "Comisión Especial Multisectorial de Emergencia Educativa" que reforme "integralmente" el sistema  de educación.

El parlamentario  de  Fuerza Popular Gilbert Alonzo Fernández es otro integrante de la Comisión de Educación con un claro conflicto de intereses en este caso. Alonzo estudió Ciencias Sociales en la Universidad San Luis Gonzaga,  de lea  (UNICA), que perdió la licencia institucional para  seguir funcionando en octubre  pasado.

Alonzo ­quien en las sesiones virtuales  de este grupo de trabajo suele  colocar como fondo  de pantalla una fotografia de Alberto Fujimori y de su hija Keiko­ no desaprovecha la menor  oportunidad  para atacar a la SUNEDU. "Hay  un  lobby  dentro de la SUNEDU  para  beneficiar  a  universidades  privadas   en  perjuicio de los  alumnos  y egresados de las  universidades  públicas", declaró el legislador fujimorista al diario "Exitosa" el pasado  domingo 21. 

"Seguiremos en la lucha para lograr el licenciamiento  de  la  Universidad  Nacional y de  la titulación de nuestros egresados",    reconoció    Alonzo Fernández.

El congresista Julio  Condori Flores, de Alianza para  el Progreso (APP), también es egresado de la Universidad San Luis Gonzaga. Cursó estudios en la Facultad de Economía y Contabilidad.

Desde  su  ingreso   a  la   Comisión  de  Educación,   Condori promueve la interpelación  del ministro    de   Educación    Mar­tín  Benavides y la intervención del  organismo   fiscalizador  que denegó  la  licencia  de funcionamiento  a la  universidad   donde estudió.  "El  ministro  ha  perjudicado a nuestros  estudiantes, a nuestros   futuros   profesionales. Estas denuncias sobre la entrega de licencias ya lindan con lo delictivo",  manifestó  Condori  durante una sesión de la Comisión de Educación, a la que acudió el ministro Benavides para brindar explicaciones sobre los licenciamientos  a la  Universidad Tecnológica  del Perú  (UTP) y a la Universidad Peruano Alemana.

Condori también  votó a favor de conformar una  comisión  investigadora de los licenciamientos que otorgó la Sunedu.

El congresista de APP, por cierto, es uno de los más  entusiastas   defensores  públicos  de Anselmo   Magallanes   Carrillo, el rector de la Universidad Nacional San Luis Gonzaga. En abril del año pasado  la Procuraduría Pública de la SUNEDU solicitó  ante  el Ministerio  Público prisión preventiva e impedimento de salida  del país para Magallanes  y otras autoridades involucradas en una supuesta emisión   de  títulos   fraudulentos en esta casa de estudios.  El pasado  martes  16 el congresista moqueguano  de  Podemos   Johan Flores se pronunció a favor de aprobar una iniciativa de ley para que el Estado  proporcione un "rescate financiero"  para las universidades privadas sin licencia. Entre ellas figura la Universidad Privada José Carlos Mariátegui,  de Moquegua,  que perdió la licencia de funcionamiento el pasado  13 de junio.

A este grupo se suma el congresista   Hans  Troyes  Delgado, de Acción Popular. Troyes estudió en la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo, que aún no ha concluido el proceso de licencia­miento.

La parlamentaria  del  Frente  Popular  Agrícola  del  Perú (Frepap)  Julia Ayquipa Torres  no registra estudios  superiores, según   INFOGOB.   Sin   embargo, uno de sus principales asesores, Alcibiades Manco Campos, estudió  en la Universidad Nacional San Luis Gonzaga, condenada al cierre por la mala calidad de su enseñanza.

Napoleón Puño Lecarnaque, otro  integrante  de la  Comisión de Educación  del Congreso, fue rector de la Universidad Nacional de Tumbes  y ejerció un cargo directivo en la archipodrida Asamblea  Nacional   de  Rectores, cuando  la presidía  Orlando Velásquez.

Un audio difundido en las redes sociales en el 2018 reveló que Orlando Velásquez, uno de los presuntos  miembros  de la organización criminal  "Cuellos Blancos", ofreció a sus empleados  de la desaparecida ANR un "examen facilito" para  que, cuando se cerrara la ANR, pudieran  quedarse a trabajar en la SUNEDU.

El congresista Puño Lecarnaque, del partido de César Acuña,  adelantó que  presentará un proyecto de ley  que busca modificar la designación del Superintendente de la Sunedu. El  argumento  de  la  bancada del empresario universitario es que, tal y como está ahora la de­signación,  se vulnera la autonomía de las universidades.

El  papel de Luis Dioses Guzmán, el presidente de la Comisión de Educación, ha sido decisivo para armar un pelotón de ataque contra  el jefe de la SUNEDU  y el ministro de Educación. Dioses invitó  a los  congresistas  Cecilia García y Arón Espinoza,  ambos del partido de José Luna Gálvez, a las sesiones  de este grupo  de trabajo  en  las  que  participaron los titulares  de Educación y de la SUNEDU. Y García y su colega Espinoza  aprovecharon  la cortesía de Dioses para  atacar  duramente a ambos funcionarios. "Están buscando  refuerzos  de otros lados del Congreso y los  invitan  a las sesiones para atacar a lo que consideran  que  no van con sus intereses", dice a esta revista una fuente de la SUNEDU. La bancada de Podemos, el partido del dueño de la Universidad TELESUP, juega un rol clave en esta trama.

"Daniel Urresti dijo que su bancada no se iba a meter con la reforma, precisamente porque hay  un  conflicto   de  intereses con José Luna. Pero esta bancada hace  una  cosa diferente a lo que  anunció   Urresti",   advierte la fuente.



El presidente de la Comisión de  Educación   y  el  congresista José Luna  Morales,  hijo  del dueño  de Telesup,  presentaron juntos   el proyecto  de  ley  para suspender el cobro de los peajes durante la pandemia. Y hace algunos días Dioses Guzmán  sorprendió   a  la Comisión  de Educación al poner en la agenda de debate   un  predictamen  de ley "'Parte del proyecto de ley presentado por los congresistas de UPP Ramos Zapana y Mendoza Marquina y que propone declarar en emergencia el sistema educativo que propuso  la creación  de una nueva instancia, por encima de la SUNEDU,  para revisar y resolver  los  recursos de  impugnación que podrían  presentar las universidades que se quedaron sin licencia.

El  escándalo  que  generó  el asunto  obligó a  Luis  Dioses a retroceder y retirar la iniciativa.

El pasado  martes 16 el presidente de la Comisión  de Educación  volvió a la  carga: planteó debatir una propuesta para  que las universidades privadas   con  licencia  rechazada -corno TELESUP,  de su "jefe" José  Luna, la Inca Garcilaso  de la  Vega y Alas  Peruanas­  pudieran  acogerse a un  "Plan  de Emergencia" regulado exclusivamente para ayudar a las universidades públicas  sin licencia.

La bancada del Partido Morado se opuso  y el debate,  afortunadamente, no prosperó.

Pero los intentos de la Comisión de Educación para cambiar las  reglas de juego y favorecer a las universidades  sin licencia no han cesado. Este grupo de trabajo ha citado ya cuatro veces al mi­ nistro de Educación entre el 15 de mayo y el 19 de junio de este año. Y dos veces al superintendente de la SUNEDU Oswaldo Zegarra.

La semana pasada la Comisión de Educación acordó proponer  la creación  de una  comisión  especial para investigar las presuntas irregularidades   en  los  procesos de licenciamiento de la SUNEDU.

Sería la cuarta investigación que afronta la SUNEDU desde el 2015.

Lo que  está  en juego,  según diversos analistas,  es el negocio de la educación.

Desde que el gobierno de Alberto  Fujimori  aprobó una  "ley de  promoción  de  la  inversión en  la  educación"   que  permitió la creación de universidades privadas  con fines  de lucro,  en 1996, el Perú  se convirtió en el segundo     país    sudamericano, por  detrás   del  gigante   Brasil, con mayor número de universidades de baja calidad.

Este escenario empezó a cambiar  en el 2018  con la  reforma universitaria. En los últimos dos años la SUNEDU  denegó el licenciamiento de 44 universidades y dos escuelas de posgrado.  Entre ellas se encuentran la Universidad  Privada TELESUP,  la Universidad  Inca Garcilaso de la  Vega y la Universidad Alas Peruanas.

La reforma parecía avanzar viento en popa hasta hace pocos meses,  cuando  grupos políticos vinculados  a los dueños  de universidades privadas tomaron las riendas  de la Comisión  de Educación del Congreso con una agenda  bajo el brazo: mantener a las  universidades que  obligaron a echar  el candado  operando  indefinidamente.  Y reducir los plazos para la creación y autorización de nuevas  universidades   públicas   y  privadas  a 120 días. Esto, eventualmente, podría  también  servir para  que, aquellas  que fueron  obligadas  a cerrar, vuelvan a levantar la reja con una razón social diferente:

La Sunedu  solicitó  una  "reflexión profunda" al Congreso para frenar cualquier propuesta que atente contra la ley universitaria.   Sin  embargo   no  brindó ninguna  aclaración  sobre la norma que  amplía  el plazo  de cese de las universidades con licencia denegada de dos a cinco años.  Un vocero  del Ministerio de Educación  dijo a este semanario que la medida buscaría ayudar a que los centros de estudio  sin  licencia cumplan con sus obligaciones  a tiempo  y que miles de alumnos  afectados  por la pandemia del  covid­19  puedan concluir sus carreras.

Pero esta extensión  significaría  también   que  universidades  como  la  Inca  Garcilaso  de la Vega y Alas Peruanas puedan seguir expidiendo  cartones en el mercado laboral y lucrando durante  cinco años más.

La Sunedu  señala  que  existen una serie de requisitos para ampliar el periodo  de cierre  de un centro de estudios sin licenciamiento. Y sostiene que la Universidad   Privada   TELESUP, del fundador del partido Podemos, no podrá acceder a este beneficio porque se encuentra inmersa en  un  proceso sancionador  por incumplir,  también, el reglamento del cese  de actividades. 

Quizá esto explique las últimas movidas en la Comisión de  Educación   minada   de  "to­pos".

Por AMÉRICO ZAMBRANO

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