Yasaman Aryani, de 24 años, condenada a
más de 9 años de cárcel por repartir flores a otras mujeres y promover el
abandono del velo.
Actualizado el 22 de abril de 2020
Irán es uno de los países más afectados
por el coronavirus y todo apunta a que también habría casos en las cárceles.
Las autoridades han decidido liberar a más de 80.000 personas presas pero la
medida no incluiría a la mayoría de casos de defensores y defensoras de
derechos humanos.
Esto genera graves temores a personas
como Yasaman y Monireh. Los presos y presas corren un riesgo particular porque
no pueden tomar las mismas medidas de distanciamiento social e higiene que los
que están fuera de la prisión.
Las personas presas están alarmadas
sobre el fracaso de las autoridades para proteger suficientemente a la
población penitenciaria de la propagación del virus. Han suplicado a los
funcionarios que aborden las condiciones de hacinamiento y antihigiénicas, que
les ponen en mayor riesgo de infecciones por COVID-19. A algunas de ellas se
les ha negado la atención médica adecuada, lo que los haría más vulnerables a
los efectos del virus si lo contraen.
En los últimos meses, las mujeres en
Irán han sido protagonistas de pequeños gestos, tan valientes como arriesgados.
En abril de 2019, Yasaman Aryani, su madre Monireh Arabshahi y otras activistas
se quitaron el velo y repartieron flores en el metro de Teherán. Varios vídeos
llenaron las redes sociales y su gesto se convirtió en toda una declaración de
intenciones.
A los pocos días, Yasaman fue detenida,
llevada a un lugar desconocido e interrogada. Su madre, Monireh, fue detenida
un día después cuando intentaba saber qué había sido de su hija. Ambas fueron
condenadas a 16 años de cárcel, tras un juicio injusto, en el que ni siquiera
se les permitió el acceso a sus abogados y en el que el presidente del tribunal
las gritó e insultó.
Ojalá un día podamos caminar juntas tú
con el hijab y yo sin él
se oye decir a Yasaman mientras regala
una flor a una pasajera con velo
En febrero de 2020 la Sección 54 del
Tribunal de Apelaciones de Teherán redujo las penas de las defensoras de los
derechos de las mujeres a nueve años y siete meses de prisión. Según las pautas
de sentencia de Irán, tienen que cumplir la sentencia única más larga impuesta
por el cargo más grave, que es de cinco años y seis meses por "incitar y
facilitar la corrupción y la prostitución". Su abogado ha indicado que
presentará una solicitud de revisión judicial de sus condenas y sentencias.
En los últimos años, el movimiento de
rechazo a las leyes del velo obligatorio en Irán ha llevado a mujeres y niñas,
y también a algunos hombres, a protagonizar valientes actos de desafío en
defensa del derecho de las mujeres a decidir qué llevar sin temor a ser
hostigadas, agredidas, amenazadas o encarceladas.
Actos que han provocado una siniestra
campaña de represión que debe parar. Firma para lograrlo, exige la liberación
de estas mujeres.
¡Firma!
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