Como ya se dijo, las condiciones
económicas determinan las condiciones de la superestructura política, jurídica,
cultural etc. En este engranaje, entran en juego los interese económicos que se
traducen en injerencias políticas. Por consiguiente, todos los agentes que
tienen intereses económicos en juego en el Perú intervienen en la política
nacional de manera directa e indirecta. Los agentes extranjeros lo hacen
soterradamente a través de fundaciones que donan dinero a sus títeres políticos
y también, a través de las embajadas y sus organismos de espionaje. Las
corporaciones transnacionales invierten otorgando sobornos a cuenta como está
demostrado en los escándalos por corrupción.
perufinanzas_203Entonces tenemos en
el panorama político nacional la intervención de fuerzas políticas ajenas al
país, algunas de las cuales pueden ser muy poderosas. No aparecen por ningún
lado en el escenario político nacional pero están allí, detrás de las cortinas.
Solo aparecen los testaferros que asumen la defensa de los intereses económicos
de los grupos de poder de un lado y de otro, sus adversarios. La pugna mayor se
da siempre entre las fuerzas conservadoras del orden establecido y las fuerzas
disconformes que buscan el cambio.
En términos generales, los sectores
sociales que se benefician con el orden establecido estarán siempre del lado
conservador aunque no formen parte de los grupos de poder. Pero también estarán
de ese lado todos los agentes que parasitan a los grupos de poder viviendo a
sus expensas como es el caso de las empresas mediáticas, subcontratistas y adulones
de todo tipo. A estos se suman quienes ilusionan ser beneficiarios del sistema
vigente convencidos de que es su mejor alternativa.
Por el contrario, los sectores
sociales perjudicados por el sistema vigente buscarán modificarlo en diversos
grados, desde los moderados hasta los radicales extremos. Pero también estarán
en el lado opuesto al conservadurismo quienes aspiren a un régimen diferente
siguiendo ideales correctivos. El abanico se abre desde la extrema derecha que
no acepta ningún cambio hasta la extrema izquierda que busca el cambio total
sin gradualismo y entre ambos extremos, los intermedios.
Esta pugna viene desde los albores de
la república (liberales y conservadores) lo que ha determinado un sistema
político acondicionado que guarda la apariencia de sistema democrático
representativo pero que preserva la estructura de dominación sin alteraciones
reales. En esta evolución histórica los partidos políticos han tenido el
protagonismo principal logrando avances democratizadores pese al bloqueo conservador.
Sin embargo, este modelo de participación política suplanta la
representatividad social impidiendo la participación directa de los sectores de
la sociedad.
Siendo beneficiarios del sistema, los
partidos políticos llegaron a convertirse en traba democrática atribuyéndose la
exclusividad en el acceso al poder. Los vicios de esta exclusividad han
deteriorado el sistema hasta ser repudiable para la población. Los partidos
políticos tradicionales han perdido credibilidad, sus líderes aparecen como traficantes
de las necesidades populares y la corrupción es un denominador común. Aun así,
el sistema electoral para acceder al poder político tiene además como requisito
fundamental el dinero, haciendo que los partidos políticos compitan de manera
desleal sin equidad.
En el afán de impedir el triunfo de
las fuerzas políticas renovadoras este sistema eleccionario se ha convertido en
un instrumento antidemocrático, fraudulento y arbitrario como ha quedado
demostrado en las últimas elecciones generales. El resultado es una distorsión
del concepto mismo de democracia y del sistema político nacional, obteniéndose
resultados aberrantes en la calidad de los “representantes” elegidos, muchos de
los cuales están ligados intereses oscuros, incluyendo el narcotráfico.
Aunque lo dicho es solo en términos
generales por la necesidad de abreviar sin embargo, en lo concreto se puede
observar históricamente la volatilidad electoral tras el desgaste de cada
gobierno haciendo un movimiento de sig zag como sucede a nivel continental.
Cada tipo de gobierno acusa un desgaste que hace al electorado virar en sentido
contrario por desengaño y frustración.
ELECCIONES 2011: ROJO: Gana Perú, NARANJA: Fuerza 2011, VERDE: Alianza
Perú Posible, AZUL: Alianza por el Gran Cambio, AMARILLO: Solidaridad Nacional,
ROJO CLARO: Partido aprista
Al parecer, este movimiento pendular
ha primado en el último proceso electoral. Tras las debilidades del gobierno de
Humala, la suplantación de mando por su esposa, la disponibilidad de montos
millonarios de origen desconocido, presuntos sobornos transnacionales, la
incapacidad para contener la apremiante ola delincuencial y otros elementos de
frustración social, alimentados por la prensa pro sistema, forzaron la voluntad
del 355535_130476electorado llevándolo a preferir abrumadoramente una opción
autoritaria representada por Keiko Fujimori.
No obstante, las autoridades
electorales cuidaron que la segunda opción fuese también de derecha asegurando
con ello la continuidad del reinado neoliberal. Como resultado, tenemos un
poder legislativo abrumadoramente fujimorista (54%) seguido de otras fuerzas
políticas que dan a la derecha 110 congresistas (85%) frente a 20 congresistas
de la alianza izquierda -progresistas del Frente Amplio (15%). El desequilibrio
es contrastante.
Quizá por ello el electorado buscó
corregir este desequilibrio en la segunda vuelta favoreciendo con la posesión del
Poder Ejecutivo al movimiento encabezado por Kuczynski, actual presidente de la
república. Tampoco había otra opción.
Por su puesto que este enfoque del
proceso político es muy a la ligera y hay muchos otros enfoques con mayor
sustentación pero, lo que prima en el escenario del poder político nacional es
una correlación de fuerzas políticas procedentes de un proceso electoral tan
cuestionado que hasta el Jurado Nacional de Elecciones pide su modificación.
Sin embargo, esta correlación de fuerzas por ser solo resultado de un proceso
electoral fraudulento difiere de la real correlación real existente entre la
población peruana. Esto también habrá que tener en cuenta.
Entonces tenemos por lo pronto ya,
dos factores que pueden ser determinantes en el devenir político. El inevitable
desgaste político que sufrirá la derecha en los siguientes años cuya
capitalización podría favorecer la emergencia de fuerzas populares y de otro
lado, el excesivo poder parlamentario del autoritarismo. Ello hace previsible
reacciones adversas entre la misma derecha congresal y aunque tengan puntos en
común, como puede ser la aprobación del acuerdo transpacífico, la soberbia
fujimorista será foco de enfrentamiento con el Poder Ejecutivo en manos de una
fuerza política divergente.
Por su parte la bancada del F A en el
Parlamento está en situación muy desventajosa y sus iniciativas pueden ser
anulada fácilmente por la derecha parlamentaria. No obstante, su presencia
puede ser de mucha utilidad si actúa estratégicamente. La imagen que proyecte
ante la opinión pública depende de su solvencia política, ecuanimidad y
prestancia para luchar en condiciones adversas. No solo tiene que evitar
actitudes bochornosas sino expresarse con calidad ideológica respetable. Pero
quizá lo más importante sea utilizar su punto de apoyo como palanca de
expansión para el empoderamiento popular aprovechando el previsible desgaste.
En esto reside su ventaja. ¿Lo harán?
En cuanto al Poder Ejecutivo, las
condiciones para la gestión gubernamental no le son favorables tanto por las
dificultades económicas como por las dificultades políticas. Este poder es el
que tiene que afrontar los conflictos sociales en los que suelen ocurrir
muertes por represión. Las protestas populares ya están aflorando e irán en
aumento. Todo indica que será un gobierno tecnócrata neoliberal que solo
pretende ser más eficiente que su predecesor. Solo en este aspecto estaría la
diferencia de manejo y no en la ideología de gobierno, que seguirá los
designios del FMI.
Entonces, el desencanto puede
presentarse más pronto de lo esperado. Empieza con un presupuesto desfinanciado
que no puede modificar salvo que le parlamento adverso le apruebe créditos
suplementario con cargo a mayores déficits. Los nuevos planes requieren
financiamiento sin lo cual es muy poco lo que se puede hacer. De allí la pugna
interesada por la presidencia en la Comisión de Presupuesto del Parlamento. Por
otro lado, el cambio climático viene ocasionando ingentes gastos imprevistos en
todo el mundo y Perú es uno de los países más vulnerables.
Independientemente de las
divergencias en el análisis de esta temática, lo que aparece muy claro es el
predominio de las fuerzas políticas de derecha en el Poder Legislativo y en el
Poder Ejecutivo. Este predominio se traducirá en leyes y medidas de gobierno
que, a no dudar responderán a los intereses económicos de los grupos de poder.
Pero este predominio depende en gran parte de la resistencia que encuentre en
su camino. La construcción de esa resistencia es la tarea de la izquierda. Si
no nos preparamos para ello, la derecha arrasará libremente. Fue la resistencia
la que paralizó el peligro de “Tía María” a pesar de tener al gobierno en
contra.
Condición sine qua non es la reforma
electoral que, es la clave para el acceso al poder. La izquierda propugna una
nueva constitución pero de nada serviría convocar a un congreso constituyente
si previamente no se modifica el régimen electoral pues tendríamos los mismos
resultados electorales que ahora y la nueva constitución podría ser peor que la
vigente. Esto también se aplica a los planes para las próximas elecciones
municipales y regionales.
En el análisis político resulta pues
contrastante el espejismo electoral de la izquierda y la aparente derechización
electoral de nuestro pueblo al otorgar el Poder legislativo y el Poder
Ejecutivo a las fuerzas de derecha por efectos del sistema electoral vigente.
Todo el poder está en manos de la derecha pero esto puede ser su perdición. La
tentación totalitaria y las pocas posibilidades de crecimiento económico le
ocasionarán un progresivo desgaste y repudio popular. Esto crea condiciones
para avanzar en el empoderamiento popular y el resurgimiento de la izquierda.
Un detalle importante a considerar es
que la votación obtenida en las últimas elecciones por las fuerzas de
izquierda, incluyendo el Frente Amplio, se debe en gran parte al campesinado en
lucha contra la contaminación minera y a los jóvenes activistas. De modo que al
analizar a las fuerzas de izquierda, sus fortalezas y sus debilidades necesitamos
ser realistas tomando con cautela los resultados electorales recientes. No los
esquemas de análisis teórico tradicional sino aterrizando nuestras
apreciaciones en la realidad concreta.
La izquierda aún no ha superado su
dispersión y si ha votado a favor de una opción eso no quiere decir que ya es
parte de esta. El trabajo orgánico es una tarea crucial a emprender desde cero.
Lo que tenemos está muy contaminado. Es necesario forjar una nueva fuerza
política de izquierda sin el lastre de los viejos métodos causantes de la
dispersión. Si no somos capaces de hacer una revolución en propias filas, menos
lo seremos para una revolución social.
Entonces lo que se tenga que hacer en
adelante para lograr el empoderamiento popular depende mucho de la certeza
estratégica y de su aplicación práctica en el terreo de los hechos. Carecemos
de una dirección centralizada que conduzca la estrategia y las operaciones
tácticas pero podemos trabajar sobre la base de coincidencias, cada uno por su
lado hasta encontrar las condiciones de integración orgánica. Sobre estos
asuntos trataremos en las siguientes notas.
FUENTE: Milciades Ruiz
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