LIBERALISMO CRISIS
INSURGENCIA
Escribe: Milciades Ruiz
En el proceso histórico, estamos en
una etapa en que el capital financiero es la columna que sostiene el desarrollo
capitalista. Es la fuente de las inversiones ya sea para la producción de
bienes y servicios como para la comercialización de estos. Si este soporte de
la estructura capitalista cae, se derrumba también todo el andamiaje
superpuesto: Inversiones, producción (PBI), comercialización, empleo,
exportaciones, etc.
En el mercado financiero son muchas
las empresas que compiten ofreciendo el servicio crediticio (bancos, cajas de
créditos, financieras, cooperativas, etc.), siendo los grandes bancos los que
mueven mayor masa monetaria. Esto los hace muy importantes porque si un banco
grande quiebra puede causar estragos en la economía de un país. Si varios
bancos quiebran a la vez entonces ocasionan crisis económica muy grave.
Lo que más molesta a los abanderados
del mercado libre es el control. Aborrecen que el Estado intervenga regulando
el mercado. El liberalismo es sinónimo de descontrol. Los anarquistas del
liberalismo combaten toda intervención estatal en el mundo de sus negocios
donde reina el poder del más fuerte, donde el grande se come a los chicos,
donde la codicia no tiene límites sin importar la desgracia de millones de
humanos.
El descontrol del mercado financiero
en EE. UU. y en Europa, condujo a un descalabro financiero en el 2008 y muchos
bancos entraron en situación de quiebra ocasionando una grave crisis en las
economías de esos lugares. Frente a esta situación, los gobiernos respectivos tuvieron
que socorrer a los grandes bancos utilizando fondos públicos y tomando medidas
de emergencia a fin de evitar la caída de dicha columna financiera.
Se hizo todo lo contrario a la
doctrina del liberalismo económico. El Estado intervino directamente en el
mercado financiero. ¿Por qué los islámicos del liberalismo no protestaron
frente a esta intervención del Estado? Obviamente razones sobran.
Pese a todos los esfuerzos, la crisis
se desencadenó llevándose de encuentro a los más indefensos. Los bancos fueron
reflotados a un alto costo social y económico. Aunque las economías de esos
lares detuvieron su hundimiento, sin embargo, no pudieron evitar los daños.
Caída de producción (PBI), alto desempleo, reajustes presupuestales, recortes
en ingresos y egresos, ejecución de hipotecas, desactivación de inversiones,
desaceleración económica, etc.
Vamos ya por el séptimo año desde que
se produjo esta crisis y hasta ahora las economías no han podido recuperar los
niveles que tuvieron antes de ella. Aunque hubo medidas de toda índole para
estabilizar las economías, la crisis pudo más. Cayó la demanda y
consiguientemente los precios y salarios. Rodaron cabezas políticas y justos
pagaron por pecadores. La maquinaria de crecimiento económico perdió fuerza y
no había forma de reanimarla.
Aunque en el 2014 hay indicios de
lenta recuperación, sin embargo la rehabilitación plena está lejana y no será
en el corto plazo. Pero si esto ha sucedido en los países dominantes las
consecuencias se sufren también en los países dominados. Si la economía está
globalizada, la crisis también tuvo ese alcance.
REPERCUCIONES EN PERÚ
La crisis originada inicialmente en
EE. UU. se expandió por todo el planeta afectando de diversa manera las
economías de todos los países siendo los más vulnerables los primeros en caer.
La onda expansiva de esta crisis empezó a llegar con fuerza en nuestro país con
la caída de precios de los minerales por menor demanda. El canon minero empezó
a reducirse para las regiones.
Nuestra vulnerabilidad proviene del
hecho de que nuestra economía tiene como soporte a las empresas transnacionales
que explotan nuestros recursos naturales. Nuestro presupuesto nacional se nutre
mayormente de los impuestos que nos dejan esas empresas. Vivimos de la carroña,
ya que la carne de la riqueza se la llevan ellas.
Debido a la recesión mundial, los
países compradores de productos minerales empezaron a disminuir sus pedidos
frenando las inversiones. Menor exportación y a menores precios hicieron
disminuir los ingresos fiscales. Bajaron también las ayudas económicas de cooperación
y hasta las remesas de peruanos en el extranjero cayeron.
El flujo monetario
proveniente del extranjero fue decayendo en intensidad hasta crear un déficit
en nuestra balanza de pagos.
Se sabía que la honda expansiva nos
llegaría y se tomaron algunas medidas pensando en una crisis pasajera. Alguien
habló que entrábamos a la época de las vacas flacas y lo hicieron callar para
que no escuchen los inversionistas cuando eran ellos los que lanzaron la
alarma. Dada nuestra fortaleza económica del momento se pensó que la llegada de
la avalancha sería controlada. El mercado daba malas señales pero la soberbia
las ignoraba.
Esa confiabilidad fue un error y solo
cuando llegamos al 2014 hemos reaccionado tardíamente con medidas de
emergencia, implorando a los inversionistas con presentes de mayor entreguismo,
pero nada. “El cadáver, Ay. Siguió muriendo”. Lo que nunca había hecho caso el
Estado, recién ahora decía: hay que ir a una diversificación productiva.
Lanzaron su plan como un saludo a la bandera. Lo que no se hizo en la bonanza
se quiere hacer ahora en la recesión como jugando al zorro y la cigüeña. ¡Qué
tales….!
¿A qué viene todo esto si lo dicho ya
lo sabemos? A que Perú actual no solamente es pésimo en comprensión de lectura
sino también en aprender de su historia. En esta perspectiva, lo dicho a
grandes rasgos de manera simplista por razones didácticas me da pie para los
siguientes razonamientos fisiológicos.
1. LOS ACONTECIMIENTOS ECONÓMICOS SOCIALES
OCURREN SIGUIENDO UN PROCESO CÍCLICO. Nacen, se desarrollan hasta alcanzar
su plenitud con la prosperidad para luego empezar a decaer hasta fenecer. El
florecimiento tiene su momento y no es para siempre. Las épocas de bonanza no
son eternas. Si el negocio está de subida es el momento de capitalizar y no
despilfarrar porque llegando a su tope máximo empezará a declinar.
El alza de los precios
internacionales de los minerales nos ha dado una bonanza pasajera que se pensó
duraría indefinidamente. “El Perú es un país minero” era la convicción. ¿Para
qué buscar otra alternativa? Solo pensamos en sacarle un poco más a nuestros
depredadores en forma de canon, aportes voluntarios y otras migajas. Con ello
nos conformamos muy contentos.
Pero esa bonanza solo ha sido
presupuestal y no estructural. Riqueza fiscal pero que no chorreaba a la
población. Las empresas extranjeras llegaron como moscas tras la miel del
presupuesto público. Surgieron miles de empresas artificiales en torno a los
gobiernos locales y regionales. El proyecto de Olmos por el que tanto lucharon
los lambayecanos fue entregado a empresas forasteras.
La bonanza atrajo más empresas
extranjeras en el comercio, construcción, finanzas, agroexportación. Más
irrigaciones, más obras y proyectos para ellas. Había tanto dinero que se
criticaba la poca capacidad de gasto burocrático en regiones y municipios. Se
aplaudía el despilfarro burocrático. En el 2012 se gastaron 230 millones de
soles en publicidad (equivalente a sembrar 85 mil hectáreas de maíz). El
Ministro de Defensa dedicó casi 230 mil soles en remodelar sus dos oficinas.
Con esa tendencia nos hemos quedado y
eso prima en estas elecciones pues los candidatos políticos ofrecen grandes
obras en plena recesión. Obras es corrupción y gasto. Inversión es recuperación
del capital. El presupuesto 2015 es mayor que en los años de bonanza
presupuestal. No pueden resolver largas huelgas por mejoras salariales ni pagar
las deudas a fonavistas, menos la deuda agraria que lleva ya más de cuarenta
años pero, se condonan deudas tributarias a los inversionistas morosos y se les
rebajan las multas por abusos laborales.
Si seguimos así, probablemente
volveremos a los presupuestos desfinanciados, a los créditos suplementarios, a
la deuda externa. ¿Se repetirá la misma historia de siempre? Nos queda algo de
ahorro y hay reservas pero la moneda ha empezado a depreciarse. El barco
empieza a hundirse. Se alegará que todavía no estamos en crisis pero es
mejor hablar ahora que después de la desgracia.
El precio del oro ha tenido una caída
sostenida desde el 2011 en que se cotizaba a US$ 1900 onza a 1230 ahora y lo
mismo sucede con la plata y el cobre. Esto no se resuelve con medidas internas.
El sector construcción tuvo una caída del 6 % en Julio y su proyección de
crecimiento ha bajado de 9% al 4 %. Esto significa menos albañiles, menor
compra de materiales, menores ingresos para la población y menos demanda o
consumo.
Según LatinFocus Consensus que
monitorea los indicadores económicos como PBI, crecimiento, demanda interna,
empleo, consumo, comercio, inversión fija, todos tienen cifras negativas para
este año salvo la deuda pública que sigue en aumento. La inversión fija que en
Enero tenía una expectativa de crecimiento del 7.3% ahora es solo de 2.9%.
En toda crisis, los últimos en darse
cuenta son los políticos de los poderes del Estado porque los primeros en
sentirlo son lo pobres, las amas de casa, los desempleados. El agro nacional
está en cifras negativas y los damnificados suman millones. Los campesinos no
tienen una capa inferior a la cual trasladar las pérdidas de rentabilidad y
entonces las familias comen menos, no van al médico, los niños se desnutren y
no van a la escuela porque no hay para útiles escolares, etc. En cambio la
burocracia tiene sueldo fijo aunque no trabaje y un sueldo adicional por
navidad.
Rasputín se ha ido pero la
tecnocracia del MEF no. El nido de androides gestados por el islamismo
fondomonetarista (FMI) sigue posesionado del manejo económico del país y
mientras no se le erradique, el enfoque económico seguirá igual aunque varíe el
estilo. Los intentos de meterle la mano al bolsillo de los emprendedores
informales continuarán. Cuando falta la plata se recurre a exprimir al pueblo
con mayor presión tributaria.
2. LA FISIOLOGÍA TAMBIÉN NOS
INDICA QUE, CUANTO MÁS ALTA ES LA BONANZA, MÁS ABISMAL ES EL RIESGO DE
PRECIPITARSE HACIA LA CRISIS. Bonanza y corrupción andan juntas pero bonanza y crisis van
una detrás de la otra. Solo el buen manejo de la bonanza puede evitar caer al
precipicio de la crisis. Bonanza y crisis son como las dos caras de la moneda.
Es la unidad de los contrarios.
El Perú tiene una larga historia de
crisis tras cortos periodos de bonanza y siempre nos pasa lo mismo. Nos pasó
con la época dorada del guano de islas, con el salitre, el caucho, el auge del
algodón y del azúcar. Las bonanzas solo sirvieron para inflar la caja fiscal
volátil pero no para generar bonanza estructural. El historiador Basadre
hablando de la bonanza del guano dice:
[…] La súbita aparición en
1842 de la riqueza del guano y el prodigioso desarrollo de su exportación, que
la convirtió, desde 1850 más o menos, en la fuente básica y dominante de los
ingresos del presupuesto, creó en el Perú una situación anómala y única. La
prosperidad no se derivó de la inmigración foránea, ni del aumento en la
agricultura o la industria, ni de la productividad en conjunto, sino de una
pingue renta fiscal cuyo valor perecedero fue olvidado para para emplearlo en
el derroche más atolondrado, sin tomar en cuenta la situación crítica que
vendría en el futuro” (Sultanismo, corrupción y dependencia en el Perú
republicano- pag 75/76)
En esta historia nacional de subidas
y bajadas alternadas, de prosperidad seguida de angustias económicas, el
denominador común ha sido el mal manejo de las bonanzas. Se privilegió el gasto
en desmedro de las inversiones productivas, los capitales extranjeros antes que
los nacionales, los gastos militares y policiales en desmedro de la seguridad
alimentaria. Los gastos burocráticos antes que la ciencia y la tecnología.
3. PERO LAS CRISIS ECONÓMICAS NO
VIENEN SOLAS. La
gran depresión mundial de 1929 se trajo abajo al todopoderoso gobierno de
Leguía y trajeron de regreso al militarismo reencarnado en Sánchez Cerro. Se
interrumpieron los flujos financieros, bajaron las exportaciones, disminuyeron
los ingresos públicos y se depreció la moneda.
Pero igual sucedió con los gobiernos
de Irigoyen en Argentina, Siles en Bolivia, Ibañez en Chile, Ayora en Ecuador,
ya que la recesión era mundial. En la crisis presente hemos visto rodar cabezas
en España, Grecia y otros países. Es probable que esta crisis global ocasione
un reordenamiento en la correlación de fuerzas en el mundo.
En el Perú, la crisis de 1929 trajo
cola. Avivó la llama de la revolución entre los jóvenes partidos populares de
imitación bolchevique que habían sido creados previamente y brotó la
insurgencia armada de 1932 en el norte del país. Luego vinieron las
persecuciones, destierros, carcelerías y toda clase de represiones.
Es que la economía determina diversas
reacciones en cadena siguiendo el principio fisiológico de causa y efecto. En
esta perspectiva, es de esperarse la agudización de los problemas sociales y de
los conflictos políticos en lo que resta de este gobierno. Esto tiene que ver
con el accionar estratégico popular de seguir el ritmo de las interacciones
económico sociales. ¿Cuán preparados estamos para afrontar lo que se viene?
4. LA COMIDILLA POLÍTICA O EL CHISME DE
COYUNTURA A VECES NOS ABSORBE TANTO QUE PERDEMOS LA PERSPECTIVA. Vivimos para el día sin pensar en el
futuro ni en el pasado o caminamos al borde de la playa sin percatarnos de las
olas y solo reaccionamos después de sucedido los hechos. ¿Por qué no me di
cuenta de lo que se venía?
Obviamente, por falta de panorama.
Enterramos la cabeza en los hechos cotidianos pero no vemos más allá. ¿Qué está
pasando en el mundo? ¿Qué pasará en los próximos años ahora que EE. UU. está
perdiendo hegemonía y están surgiendo otros bloques divergente de países
emergentes ? ¿Nadie puede darse cuenta que todo es chino en los suministros de
computadoras? ¿Que los chinos también están llevándose nuestras riquezas
minerales y biológicas?
¿Por qué EE. UU le teme al estado
islámico? ¿Por qué los presidentes de Rusia y de China salen a visitar América
Latina? ¿Qué pasaría si los flujos económicos cambian de dirección? Les dejo
estas interrogantes para la reflexión.
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