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jueves, 26 de marzo de 2015

LA IZQUIERDA NO QUIERE GOBERNAR




LA IZQUIERDA DESUNIDA, SIEMPRE SERÁ VENCIDA
LA IZQUIERDA NO QUIERE GOBERNAR


Imposible no preguntarse, ¿Qué está ocurriendo con la  izquierda?. Parece que no quisiera gobernar. La mayor amenaza a la que se enfrenta  viene de ella misma. Como manifestaba un comentarista: le gusta discutir y hacer publica sus diferencias, que los divide y los hace vulnerables.  “Su debilidad mayor, es no haber construido un proyecto de cambio, de gobierno y de sociedad distinto al de sus contendientes”, como lo señala  Luis Barquín Escobar.

Por otro lado, comentaba un destacado periodista,   en el terreno electoral, su principal campo de actividad, su accionar es sobre todo para legitimar los gobiernos corrompidos y criminales. Un ejemplo concreto es el caso que desde 1980 no ha dejado de participar en ninguna de los procesos electorales, que como se conoce fueron instituidos para legalizar los peores y más sanguinarios regímenes de la historia republicana del Perú. Así, mientras que el Perú se desangraba en la vivencia de una etapa violenta con mas más de 15 mil personas secuestradas y desaparecidas, con decenas de centros de tortura a cargo del ejército, con cientos de cementerios clandestinos, con miles de ciudadanos en las brutales prisiones peruanas, y con más 40 mil asesinatos cometidos por militares, policías y grupos paramilitares del Estado, la izquierda vivía una verdadera primavera política con senadores, diputados, alcaldes, y hasta ministros salidos de sus canteras.

Aun cuando está izquierda se ha presentado alineada con campañas reformistas y democráticas, su acción contribuyó a llevar al poder a individuos reaccionarios y pro americanos. Dentro de este marco y contexto, la izquierda fue soporte electoral del aprista Alan García Pérez, y lo fue también en 1990 de Alberto Fujimori y en el 2001 de Alejandro Toledo.

La  historia política muestra que la izquierda legal, no solamente no se opuso al régimen de Fujimori, sino que convivió y colaboró en todo el proceso de instauración y desarrollo de la dictadura implantada desde 1990 hasta el año 2000. El 5 de abril de 1992 Fujimori con el apoyo de la CIA americana y las fuerzas armadas fraguó un autogolpe militar. Se constituyó en dictador y disolvió el congreso. ¿Qué hizo la izquierda?. Hizo unas cuantas fintas y publicó algunos comunicados en “defensa de la democracia” y del “estado de derecho”. Su “oposición al golpe” concluyó cuando los partidos y grupos de izquierda, juntos con una serie de agrupaciones de la derecha peruana, se movilizaron bajo el propósito de exigir al gobierno “Un Diálogo Genuino” con todas las fuerzas políticas, incluido naturalmente representantes del gobierno de facto. En el “Diálogo Genuino”, se exigió la concretización de un pliego de reclamos que consideraba entre otras cosas, elecciones municipales en 1992, la elección de un Congreso Constituyente y el “reforzamiento de las medidas de seguridad y lucha antiterrorista”.

Entonces la pregunta es:

1.               ¿para que tendríamos que unirnos?
2.               ¿Para continuar siendo furgón de cola de los gobiernos de turno?


Las respuestas no deben esperar. Mientras tanto, ahí va la nota publicada por Raul Wiener para la reflexión quedando en el tintero, ¿nos unimos o perdemos?.

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